La literatura de la antigua
Grecia acompaña el proceso de su desarrollo histórico y cultural, a lo largo de
cinco etapas:
PERÍODO ARCAICO (TERCER MILENIO AL SIGLO IX A.C.)
Esta etapa coincide con el
apogeo de la civilización creto- micénica. Las manifestaciones literarias de
este período fueron en verso y se caracterizó por la oralidad.
Se entonaban poemas y cantos asociados al
culto a los dioses y acontecimientos de la vida colectiva: lamentaciones
fúnebres (lineos y trenos), cantos guerreros (peanes), cantos de bodas
(himeneos), rituales de iniciación religiosa (teletes) y cantos de banquete
(skolia). La tradición asocia el origen de estas formas con figuras legendarias,
de cuya existencia real se duda: Museo, Orfeo y Olen.
Si bien no se conservan
poemas del período arcaico, estas modalidades son conocidas por la producción
autores de épocas posteriores, que las siguieron cultivando: Tirteo (siglo VII
a.C.), Baquílides y Píndaro (poetas del siglo V a.C).
Hacia el final del período
–alrededor del 850 a.C.- aparecen los registros escritos más antiguos de poesía
épica heroica que hasta ahora conocemos: la Ilíada y la Odisea, atribuidas a Homero. La
perfección de ambos poemas nos permite
suponer que son la culminación del largo proceso de desarrollo de la epopeya
más que el comienzo de su formación.
También surgieron epopeyas
de tono burlesco (la Batracomiomaquia, atribuida a Homero) y didáctico
(Teogonía; Los trabajos y los días, de Hesíodo, alrededor del 700 a.C.)
PERÍODO HELÉNICO
(SIGLOS VIII A IV A.C.)
Se extiende desde la aparición de los poemas homéricos hasta el
siglo IV a.C. Como fechas más precisas, los historiadores señalan el inicio en
el 776 a.C. (año primera Olimpíada, que marca el comienzo de la cronología
griega) y el final en el 322 a.C., con la muerte de Aristóteles y Demóstenes,
dos de las figuras más representativas del genio griego clásico.
La literatura de este
período atravesó dos momentos importantes: entre los siglos VIII y VI a.C. y el
siglo V a.C.
Durante los siglos VIII a VI
a.C. se continuaron componiendo poemas épicos vinculados al ciclo troyano y a
las leyendas tebanas. Algunas de estas epopeyas cíclicas nos han llegado
fragmentadas y son de autoría dudosa pero las conocemos gracias a la labor de
eruditos de la época bizantina.
Entre los poetas épicos
conocidos de estos siglos se encuentran
Pisandro de Rodas, autor de la Heracleia (sobre el héroe mitológico
Hércules) y Paniasis de Halicarnaso (también autor de una Heracleia).
También floreció la lírica,
bajo sus dos formas: coral y monódica. Los autores más representativos fueron
Safo, Alceo, Anacreonte y Píndaro.
El siglo V a.C. fue el
momento más importante del desarrollo cultural y literario de la antigua Grecia
y Atenas la ciudad donde recibió su mayor impulso, por lo cual se conoce a esta
etapa como período ático y coincide con el auge del clasicismo.
Durante este siglo la
epopeya no tuvo el impulso de épocas anteriores; apenas hay algunas referencias
a la Tebaida, de Antímaco de Colofón.
En cambio, el drama y la
prosa (bajo sus tres formas: oratoria, filosofía e historia) llegan a su punto
culminante, en estrecha vinculación con el surgimiento de la manifestación
política más interesante y significativa de Grecia: la democracia.
PERÍODO HELENÍSTICO (SIGLOS IV A II A.C.)
Las conquistas de Alejandro
Magno favorecieron la penetración de
elementos asiáticos en la cultura griega, lo cual desembocó en lo que se
denomina arte helenístico, para distinguirlo del helénico del período
clásico.
El arte helenístico se
caracteriza por la fusión de elementos griegos y asiáticos, así como por la
incorporación de temas basados en una nueva concepción de la vida, marcada por
la expresión intensa de las emociones.
En lo estilístico, se rompe
con el ideal del perfecto equilibrio del clasicismo y se tiende a una mayor
libertad en las formas.
Si bien muchos historiadores
consideraron a esta etapa como una transición entre el declive del clasicismo
griego y el surgimiento del arte latino, su aporte al mundo antiguo es muy
valioso. Un ejemplo de ello fue la colección de textos de la famosa biblioteca
de Alejandría, que llegó a reunir unos 700.000 volúmenes y en cuyos recintos
los eruditos realizaron una interesante labor de conservación y estudio de
obras de otras épocas.
En lo relativo a la creación
literaria propiamente dicha, se continuó desarrollando el drama con la comedia
nueva (Filemón y Menandro) y el mimo (Herodas). También aparecieron algunas
epopeyas heroicas (Apolonio), así como poesía didáctica (Arato de Solos). En la
lírica sobresalieron Teócrito, Calímaco, Cleantes y la poetisa Anite de Tegea
(quien introdujo en la literatura el epigrama al animal muerto).
PERÍODO GRECORROMANO (SIGLOS II A.C. A V D.C.)
A esta etapa se la conoce
como período greco- latino o grecorromano. Sus inicios coinciden con la
expansión de Roma sobre el Mediterráneo
en el siglo II a.C., y finaliza
con la caída del imperio en el 476 d.C. (aunque algunos historiadores señalan
el año 529, con el decreto del emperador bizantino Justiniano que ordenó cerrar
la Academia platónica de Atenas).
Entre los hechos culturales
más significativos hay que señalar la latinización del Mediterráneo y el
surgimiento y difusión del cristianismo, que habría de cambiar la historia de
Occidente.
En este período no se puede
hablar estrictamente de literatura griega, pues el mundo cultural en que se
desenvuelve coincide con el apogeo de la literatura latina y las primeras
manifestaciones de la literatura cristiana. Sin embargo, a pesar de la hegemonía
política y militar de los romanos, los griegos lograron influir culturalmente
en los dominadores y sirvieron de modelo a los latinos.
Con excepción de la novela
(por ejemplo Dafnis y Cloe de Longo y Leucipa y Clitofonte de Aquiles Tacio),
no surgieron formas nuevas sino que se mantuvieron los géneros anteriores: la
poesía lírica desarrolló el epigrama (Meleagro y Crinágoras); el drama se
encauzó hacia la comedia y particularmente el mimo (Filistón de Nicea); la
epopeya exaltó las victorias imperiales (Dionisio) y trató de revivir el estilo
homérico (Quinto de Esmirna).
También se continuó con la
tarea iniciada en el período anterior de recopilación de materiales diversos
(doctrinas de filósofos, fábulas y mitos). Esto dio origen a lo que se ha dado
en llamar género antológico.
PERÍODO BIZANTINO (SIGLOS VI A XV D.C.)
La literatura bizantina está
signada por la fusión entre el helenismo y el cristianismo.
La lengua empleada fue el
griego, bajo dos formas: griego clásico para la literatura culta y Koiné en la
literatura popular.
En griego clásico se
desarrollaron fundamentalmente textos de jurisprudencia, filología, historia y
teología (Teodoreto de Ciro, Evagro, Menandro Protector, Ana Comneno, entre
otros eruditos).
En poesía se cultivó el
himno de temática sacra, donde destaca el Akáthistos de Román el Melodo (siglo
VI)
La literatura en Koiné, de
carácter más popular que la escrita en griego clásico, cultivó la epopeya,
novela y sátira. Ejemplos de estas formas literarias son el poema épico anónimo
Digenis Akritas, la novela (también anónima) Libistro y Rodamne y la sátira La
Catomiomaquia, de Theodoros Prodromos .
También fue muy importante la tarea de
conservación y comentario de las obras del helenismo clásico. Entre los
comentaristas se pueden señalar Eustacio de Tesalónica (comentarista de Homero)
y Focio (autor de Myriobiblon, donde detalla los 280 volúmenes que componían su
biblioteca, y que ha permitido tener noticia de muchas obras ya desaparecidas).
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